jueves, 15 de marzo de 2007

Edgar Snow, el último reportero


En los felices años 20, Edgar Snow era otro joven reportero con ganas de cambiar el mundo. En 1928 su impaciencia por encontrar reconocimiento le empujó a dejar su trabajo en Nueva York. Cruzó el Pacífico y se instaló en Shanghai. Su primer trabajo fue asistente de edición del China Weekly Review, la primera publicación en lengua inglesa del Paris de Oriente .

El joven Snow, ingenuo y demasiado inexperto, quedó impresionado por la ciudad y sus contrastes . Era la época de los rickshaw de tracción humana y de la segregación racial pero también la Belle Epoque para muchos europeos que vivían como aristócratas, ajenos a largas marchas y a conflictos olvidados.

La Gran Depresión de los años 30 en su país, atrapó a Snow en Asia. Meláncolico y deprimido como un personaje bogartiano por no poder regresar a la tierra prometida, el reportero Snow no tuvo más remedio que volcarse en su trabajo para sobrevivir. Fueron años de viajes por el interior y norte de China y sus artículos se impregnaron de la crudeza de la época y del lugar. En 1936, publicó su libro Red Star over China, una serie de entrevistas con los líderes del ejército rojo. Más tarde, presenció la invasión nipona y fue corresponsal de la Segunda Guerra Mundial en el frente este.

Tras la guerra, Snow pudo regresar a Estados Unidos pero su retrato del ejército rojo le costó aparecer en la lista negra de McCarthy y se exilió a Suiza, desde donde siguió escribiendo sobre su tema favorito. Paradójicamente, su libro Red Star over China había sido calificado como subversivo en el país del oso panda pero con los años, Snow fue uno de los pocos escritores occidentales en poder cruzar el Telón de Bambú.

De hecho, su presencia durante las celebraciones de la Fiesta Nacional de 1968 en la Plaza de Tian An Men junto a Mao Zedong, fue una señal a Washington de que la puerta estaba abierta para mejorar las relaciones pero como el propio Kissinger más tarde confesó, nadie supó descifrar el gesto.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Así es, desgraciadamente la historia trata muy mal a la mayoría de sus heroes.Este hombre fue de gran inspiración para peridistas de la talla de Tiziano Terzani, influyó muchísimo en él y en su obra.La visión de Edgar sobre la China de Mao es excepcional,debería ser de lctura obligatoria para aquellos que quieran conocer alguna porción de la historia de ese gigante dormido que está empezando a despertar y es que ya lo baticinaban los antigüos sabios que decian aquello de que cuando China despertase temblaría el mundo.