viernes, 8 de octubre de 2010

Liu Xiaobo, Nobel de la Paz

Qué los Nobel sean los premios más prestigiosos del mundo, no sólo es una muestra de lo mal que está el mundo de los premios sino más bien de lo mal que está el mundo. Los miembros del jurado sometidos a intereses espurios, a su propia cobardía y por encima de todo a la corrección política suelen alternar decisiones valientes con otras de pata de burro.

La decisión de conceder el Nobel de la Paz al disidente político chino, Liu Xiaobo, se encuentra sin duda entre las primeras. Liu Xiaobo, viejo conocido del Public Security Bureau, se atrevió a pedir más libertad, lo cual en el retorcido lenguaje post-comunista significa incitar a la subversión contra el sistema.
Esta temeridad dió con los huesos de Liu en la trena y allí seguirá cuando se entregue el premio en Oslo.

Ciertamente desconcertante esta patada en la entrepierna al regimen al que todos en Occidente rinden pleitesia. Más si cabe cuando se podía haber optado por una opción menos espinosa. Ante tanta bipolaridad en tan poco tiempo solamente hay que esperar que el año próximo Hugo Chavez sea el ganador

miércoles, 6 de octubre de 2010

Negocios turbios

La neutralidad siempre ha sido un negocio muy rentable. Suecia presume de ser un país neutral, no-alineado y bueno, muy bueno. Todo ello confiere a su sociedad una cierta superioridad moral arraigada en su ADN colectivo. Superioridad que cualquier gafapasta se encarga de recordar cuando la conversación deriva de lo cotidiano a lo divino y humano.

Hablando de lo divino, no puedo evitar ponerme en guardia ante cualquier frase que comience con un "nosotros en Suecia" porque sé que a renglón seguido viene algún mandamiento del estilo, no hemos sufrido ninguna guerra en 200 años. Cierto y sin embargo, la industria armamentística no ha dejado ni de producir ni de vender.

Hoy leo con estupor como una empresa sueca ha vendido a los chinos 70 cámaras de circuito cerrado equipadas con última tecnología para tener la plaza de Tian An Men digitalmente bunkerizada y esto sólo parece el inicio de una larga amistad ya que el mercado de la videovigilancia china es un filón.

Es lo que tiene la libertad de mercado que tanto gusta a los comunistas chinos.