No hace falta enumerar las catastrofes que han agitado China en los últimos meses. Provocadas por el hombre o la naturaleza indistintamente, el sufrimiento ha sido el mismo. El cuarto poder se encargará de mostrarlas en los resumenes de final de año para que no olvidemos los niños que se tragó la tierra.
He leído que una ola de solidaridad internacional ha invadido china, que el gobierno chino ha aprendido de los errores del pasado y está gestionando la crisis con todos los medios a su alcance y además que lo está haciendo bien. El terremoto paró los relojes y también el tiempo. Está escrito y debe ser verdad. Sin embargo, para la gente que coge el autobús por las tardes después del trabajo, el monitor de las noticias produce la misma indiferencia de todos los días.
Debe ser porque vivo en Shanghai o puede que sólo sea el cambio cultural.