viernes, 12 de octubre de 2007

Pekín en Octubre



Debe ser que Octubre es mes de revoluciones o tal vez sea por decreto. Lo cierto es que cada año con la llegada del otoño, Pekín se sacude la tiranía de lo gris y las calles de la capital se llenan de luz y el cielo de azules e incluso sus edificios sobrios de corte soviético parecen recuperar la alegría que nunca tuvieron.

Es el momento de callejear hasta que las piernas se revelen y hasta que las sorpresas dejen de serlo. Sentirse vivo recorriendo las amplias avenidas trazadas a escuadra y cartabón o perderse en los laberintos llamados Hutong. No hay lugar como Pekín para disfrutar del placer de sentirse un extraño.

Octubre es un espejismo en el calendario pekinés y la crudeza del invierno pronto hace que ni los paseos por el parque, ni las hojas caídas ni el sonido del erxian sean románticos y que lo más parecido al amor sean los noodles calientes. Así es Pekín

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