Unaids agencia de las Naciones Unidas encargada de combatir el Sida/VIH a nivel mundial, acaba de publicar los datos de la epidemia para 2007. Mientras ningún país realice pruebas del Sida a toda la población, los resultados se basaran en estimaciones, con el consiguiente riesgo de amplios márgenes de error sobre todo en aquellos países en los que la información está restringida, controlada o simplemente no existe. Por otra parte, realizar pruebas a todo un universo además de ser económicamente costoso es éticamente reprobable y parece difícil que algún día pueda llevarse a cabo.
El informe de Unaids pasa por alto la situación de la enfermedad en China, país más poblado del planeta y se limita a mencionar la versión oficial del Ministerio de Sanidad chino, es decir, que los infectados por Sida en China se concentran principalmente en las provincias de Henan, Guangdong, Guangxi, Xinjiang y Yunnan y que la mitad de las infecciones proviene del uso compartido de jeringuillas y la otra mitad de sexo sin protección. Sin embargo, muchas veces ambas causas se retroalimentan y prostitución y drogadicción son caras distintas del mismo problema.
Su tradicional aislamiento internacional permitió a China mantenerse a salvo del virus durante los primeros años de expansión de éste pero cuando cruzó la frontera de la Gran Muralla campó a sus anchas por tierras chinas. Alimentado en parte por la mala gestión de las autoridades chinas, que en el mejor de los casos hizó como el avestruz y miró para otro lado o en el peor de ellos presionó y vigiló a todos aquellos
activistas que empezaban alertar sobre el riesgo de la epidemia. Por no mencionar la negación de entrada a todos los seropositivos, incluso para aquellos que iban a dar conferencias para concienciar a la población, y que todavía hoy sigue vigente, si bien ya ha empezado el debate en los
medios y es de esperar que la restricción sea definitivamente cancelada.
A día de hoy es imposible saber cuánta gente vive con VIH en China, los datos oficiales hablan de un millón de personas pero esta cifra podría ser hasta 10 veces mayor. Con este panorama, concienciar a la población y afrontar el problema de manera abierta son las mejores medidas que se pueden tomar, ya que como se ha comprobado las medidas punitivas sólo han servido para estigmatizar a los enfermos y no todos los portadores son extranjeros, drogadictos, prostitutas y homosexuales.