miércoles, 12 de septiembre de 2007

Piratas callejeros

La picaresca no es un industria exclusivamente española, aunque a veces cueste creer que este arte que con tanta destreza dominaron buscones y lazarillos durante el Imperio haya sobrevivido hasta nuestro días e incluso haya sido perfeccionado generación tras generación.

En las calles de Shanghai, sobre todo en las más concurridas por turistas y otros visitantes despistados es posible encontrar remozados pícaros chinos dispuestos a aprovecharse de la candidez del personal. Su método es bien sencillo, simpatía, hálagos y mucha conversación con sus víctimas y esto en un país en el que sólo las miradas hablan con extraños y de vez en cuando algún niño grita HELLO! es cuanto menos sospechoso.

Su objetivo, ganarse la confianza de los turistas, llevarlos a alguna exposición de arte o casa de té y una vez allí sacar los cuartos a los pollos con el mismo encanto pero con la presión de los que juegan en casa y el marcador sigue cero a cero en el tiempo de descuento.

Los piratas callejeros son fácilmente reconocibles. Todos son estudiantes de Beijing de paso en la ciudad y con un inglés muy fluído. El grupo reparte los papeles con la precisión y coordinación de un panal de abejas.
La líder o reina, por lo general una mujer, son las más hábiles con las palabras y capaces de convertir situaciones potencialmente tensas en meros malentendidos.
El mamporrero o zángano, por lo general un hombre, forma parte de la cuota ya que en realidad éste es un negocio eminentemente femenino.
El relleno o las obreras cuyo papel consiste en sonreir.

Qué no le piquen!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No sólo van a por los hombres. Me explicaron unas pamplonicas que paseando por Shanghai se les presentaron dos preciosas y supuestas estudiantes de arte que las invitaron a una "party-exhibition". Las pamplonicas, por aquello de conocer la realidad del país y porque las estudiantes eran muy majas, acabaron en una galería de mala muerte en una séptima planta de un edificio medio abandonado.

Allí comenzó el acoso y derribo de las "estudiantes", que si somos muy pobres, que para vosotros no es nada y para nosotras la forma de seguir con nuestro "arte". Al final para poder largarse de allí compraron unas cuantas pinturas (las mismas que después encontrarian en los mercadillos por cuatro yuanes).

Ah, y de la "party", nada de nada.

Anónimo dijo...

Pero se trata de acoso y derribo moral, o se llega a las manos (al robo y atraco, vamos)... ?

Mablog dijo...

La intimidación y la buena gestión del miedo ajeno es suficiente para mantener la rentabilidad del "negocio", sin necesidad de recurrir a la violencia.