sábado, 4 de septiembre de 2010

Artistas de alquiler

Estocolmo es la ciudad más bella de Europa también es la más fría y no solamente desde el punto de vista climatológico. La gente se aisla de tal manera que el yo y los otros se vuelven irreconciliables. La soledad se propaga sin hacer ruido y las depresiones hace tiempo que alcanzaron el nivel de pandemia.

Ayer el teléfono sonó. Era mi amigo Rubén que me invitaba a una exposición en una pequeña galería de Södermalm. Mis contadas incursiones en la noche escandinava han venido de la mano del arte y a pesar de sentir la intimidación propia de los que no saben hacer nada especial con sus manos, he de confesar que adentrarme en esos submundos me produce grandes dosis de placer.

Tras la pretensión y excentricidad de la especie se esconden almas rotas necesitadas de calmar sus impulsos egomaníacos y yo como paciente pescador echo mi red y espero con expectación a que entre una buena pieza.
Hablan de lugares en los que nunca he estado y de gente que nunca conoceré. Algunos la expresividad se les escapa por los poros y a otros les duele decir algo con sentido. Nunca preguntan.

Cuando terminan los devuelvo a su mar azul e ilimitado. Vasto como la sombra de sus egos y resplandeciente como la obra que está por llegar.

1 comentario:

LoOla dijo...

Sigo prefiriendo Barcelona y toda su bohemia.

Bienvenido seas a mis letras.
Besos brujos.