Hay vida más alla del blog. Vida para la que no hace falta un número de usuario y contraseña pero vida al fin y al cabo y en eso he estado últimamente navengando por esa otra realidad tan cierta como excitante. Cuidando de lo nuevo y dejando a un lado a este hijo bastardo y caprichoso en que se ha convertido el blog.
Boicoteando a mi mismo en un vano intento de olvidar la contraseña que me da acceso a esta terapia gratuita. Mi buzón no se ha llenado de emails pidiendo que vuelva ni tampoco de lo contrario, ni de insultos ni de halagos ni tan siquiera de viagra en oferta. La misma indiferencia de siempre y sin embargo soy yo el que después de superar el síndrome de abstinencia más agudo, retomo esta vieja costumbre de compartir con extraños ideas que no me pertenecen.
Al menos siempre me quedarán Kowalinski, Hanwubai y la Bruja y no los enlazo para no distraerlos de sus guerras con la duda, el Dalai Lama y el cabrón del cuento respectivamente. Lo mio tiene solución.
5 comentarios:
Y sin embargo seguimos viniendo por aquí esperando que se digne a escribir. No se desaliente, solo somos timidos
Sálvese, usted que puede.
confirmo querido meta que unas seis o siete veces estuve por aki a ver que pasaba, tengo un correo pendiente, lo se...
Yo también me paso a menudo...pero siempre lo hago en vano...Me alegra mucho que escribas de nuevo, me gusta mucho leerte.
Cuídate.
He hizo gracia lo de la comparación del blog con el un hijo bastardo.
Saludos.
Publicar un comentario