miércoles, 17 de marzo de 2010

Antisistema

Puede que sean las 6 o a las 7 o tal vez el reloj se volvió a parar. He estado ocupado recorriendo las calles de esta nueva ciudad hasta difuminarme entre las sombras. Desesperadamente, buscando una salida a cada una de las trampas de mi imaginación. Exhausto y rendido vuelvo a ti.

Ni compañeros de barra, ni vecinos a los que odiar, ni inmigrantes de sueños caros, ni vendedores de efímera felicidad, ni cantantes de metro ni autoridad pertinente. Todos se fueron de aquí. Una leve palpitación de sienes y un odio controlable se quedó a mi lado y silencio, mucho silencio.